José Ramón Cantero, medallista paralímpico: “para mí nadar es libertad”
Entrevista realizada por: Marta Miguélez, Gema Navarro y Alejandro Greciano
Móstoles está despertando, el reloj apenas marca las 8 de la mañana y Cantero ya está en el agua. Unos cuantos largos después, con el pelo todavía mojado y el olor a cloro del recinto, nos recibe en el Polideportivo Municipal Eva Manguán con su entrenadora Lucía y una sonrisa para contarnos todo sobre su experiencia como nadador. Su reciente bronce en los Juegos Paralímpicos de París 2024 en la prueba de relevos mixta de 4×100 metros libre le reconoce todos los años de entrenamiento profesional que Cantero lleva a sus espaldas.
Móstoles Diario: ¿Por qué la natación?
José Ramón Cantero: Pues es una buena pregunta, la verdad es que no lo sé. Empecé a nadar con seis añitos como todos los niños para aprender un poco a nadar. Cuando eres un niño, te apuntan y ya está. La verdad que me gustó mucho. Luego, haces amigos en la natación que hoy conservo. Al estar tanto tiempo en la piscina, haces amigos ahí. Te echas también novia en el club y ya es una cosa que nunca dejas.
M: ¿Cuál es tu rutina de entrenamiento?
J: Este año hemos cambiado un poco la rutina. Me he venido a entrenar a Móstoles porque antes entrenaba en el CAR de Madrid y perdía mucho tiempo al día. Ahora, entreno aquí con Lucía que es mi nueva entrenadora y además, mi pareja. Entrenamos por las mañanas en el Polideportivo Eva Manguán y en Las Cumbres. Además, entreno un par de días a la semana por la tarde en el Centro de Natación M-86 con el resto del equipo. De momento, vamos tranquilos hasta que retomemos los entrenamientos de manera más intensiva.
M: ¿Qué sientes al nadar?
J: La verdad es que para mí… (silencio) Cuando tú tienes una discapacidad visual y, sobre todo cuando eres ciego prácticamente por completo, cuando practicas un deporte tienes que tener cuidado. Y te lo dicen: “tienes que tener cuidado que te chocas, que te caes”… y en la piscina no pasa eso. Para mí nadar es libertad porque puedo ir todo lo rápido que quiera y nadie me dice que tenga cuidado.
M: ¿Qué es lo último en lo que piensas antes de competir?
J: Intento no darle muchas vueltas a la cabeza porque hemos entrenado tanto… Una vez que vas a competir ya está todo automatizado. Entonces pienso un poco en creer que estoy preparado, que estoy más preparado que el resto y que puedo ganar. Soy muy competitivo. Nunca me gusta pensar en la marca que voy a hacer, yo voy a ganar. Casi siempre pierdo, ¿no? (se ríe) Ganar, gana uno solo, pero mi objetivo es siempre ganar, incluso cuando es improbable.
M: ¿Qué es lo más importante a la hora de competir, hay algo que necesitas tener muy asegurado?
J: Todo lo que depende de mí intento tenerlo bastante controlado. Intento llegar lo más preparado posible y también intento que mis paleros, que son las dos personas que me ayudan a hacer los volteos, sean de mi máxima confianza es vital, siempre intento que esas dos personas sean de mi máxima confianza y si tengo todo eso controlado, las cosas suelen salir bien, por lo general.
M: ¿Cuál dirías que ha sido tu etapa más difícil de afrontar en la natación?
J: En 2017 tuve un desprendimiento de retina. Antes veía un 6% y ahí perdí prácticamente la totalidad de la visión. Más allá del deporte, fue difícil aprender a vivir sin ver. Fue volver a meterme en el agua y descubrir que todo lo que yo sabía ya no valía para nada; tenía que aprender cosas de nuevo. Es un aprendizaje que es bastante largo. Todavía sigo aprendiendo muchas cosas de nadar sin ver. Yo creo que 2017 y principios de 2018 fue uno de los momentos más complicados.
M: ¿Es diferente competir individualmente que con compañeros?
J: Bueno, al final, nadas tu prueba, aunque sea un relevo. A mí lo que me gusta es competir, pero con mi club. Cuando vas a competiciones con el club y nadas por tu equipo, que al final son tus amigos, y le das puntos a tu equipo. Sales de nadar y chocas la mano con los compañeros. Ahí, sientes que la natación no es un deporte individual y mola un montón.
M: ¿Tiene el deporte adaptado el reconocimiento que merece?
J: Cada vez más, pero todavía falta mucho. Este es el primer año que cobramos lo mismo deportes paralímpicos que olímpicos por medalla. Antes cobrábamos tres o cuatro veces menos. El sueldo mensual sí que está lejos de lo que cobran los deportistas olímpicos. Si eres medallista, como es mi caso este año, tengo suerte y me puedo dedicar exclusivamente al deporte. Pero si quedas quinto, sexto, séptimo u octavo, no te da para vivir del deporte. Sin embargo, a los deportistas olímpicos, sí. Para conseguir patrocinadores, una empresa prefiere patrocinar a un deportista sin discapacidad aunque tenga peores resultados, antes que a un deportista con discapacidad que a lo mejor tiene medalla en unos Juegos Olímpicos.
M: ¿Qué fue lo que más te sorprendió de la experiencia de París 2024?
J: Yo estuve en Londres 2012 y en Tokio 2020 que fueron los Juegos de la pandemia donde no había nadie en las gradas. París ha sido volver a sentir al público. Desde la inauguración en los Campos Elíseos, fue una locura. El primer día que entré en la piscina, estaba completamente llena y había un ruido increíble. A mí lo que más me gustó y sorprendió fue eso, todas las gradas llenas todos los días.
M: ¿Qué tiene una medalla olímpica que no tenga otras?
J: La repercusión sobre todo. Tengo cuatro medallas del mundo y ni por asomo ha tenido tanta repercusión como esta medalla en París. Y luego, que te soluciona la vida mucho más que una medalla en un mundial. No te cambia la vida, pero… Y a nivel personal, creo que llevaba toda la vida preparándome para ese momento. Hay muchos deportistas que tienen medallas en mundiales, en europeos, pero no en unos Juegos porque ahí todo el mundo llega en su mejor estado de forma y los nervios se disparan. Es la competición más complicada a todos los niveles. Los Juegos son cada cuatro años, si no lo haces ahora, dentro de cuatro años no sabemos dónde vamos a estar.
M: ¿Le dedicas a alguien la medalla?
J: Hay mucha gente, sobre todo mi madre que falleció en 2019. Es la persona que me llevó a nadar por primera vez y que ha estado mucho tiempo acompañándome a todas partes. Ha estado ahí en los mejores y en los peores momentos y es una pena que no haya podido vivir esto. También a mi padre que no para de llevarme a los sitios, de acompañarme, de cuidarme… Y a mi pareja Lucía, que ha estado trabajando en la sombra y nadie le ha reconocido nada. No ha sido mi entrenadora, pero ha estado haciendo de ello durante mucho tiempo y sin cobrar nada. En París, había un montón de personalidades importantes, pero los que deberían salir en las fotos siempre son la gente que nos ayuda en la sombra y no salen nunca. Nos pasa a todos los deportistas, tenemos un grupo de gente que nunca sale, pero que sin ellos sería imposible.
M: ¿Qué planes tienes para el futuro en la natación?
J: Ahora tenemos un mundial, en septiembre de 2025, en Singapur. Vamos a encarar la temporada en base a preparar ese mundial y estamos viendo el calendario de competiciones. La primera que tenemos es en diciembre en Oviedo y, si podemos clasificarnos ya para el mundial, sería perfecto. También queremos ir a alguna copa del mundo: a Francia, Italia… Tenemos que verlo pero preparar el mundial es el gran objetivo.
M: ¿Dónde te imaginas en 15 años?
J: ¡Qué difícil! (se ríe) Me gustaría, la verdad, estar casado y con hijos y tener una vida tranquila. Yo soy bastante tranquilo y, si pudiera vivir un poco alejado de la ciudad, sería perfecto. En estos tiempos que nos toca vivir tan complicados, nadie lo sabe, vete a saber.
M: ¿Por qué inicias ahora tu preparación en Móstoles?
J: Primero por comodidad. Luego, por una cuestión de volver a los orígenes. Aquí aprendí lo que era el deporte de competición. Creo que somos una ciudad lo bastante grande como para que haya los recursos suficientes para preparar campeonatos importantes. Fran Garrigós y yo hemos ganado medallas olímpicas y los dos hemos entrenado fuera. Pero yo también he ganado medallas entrenando aquí, entonces, quiero que el deporte de Móstoles crezca hasta tal punto que no sea raro preparar campeonatos del más alto nivel. En instalaciones municipales es difícil porque hay que hacer hueco a todo el mundo, pero si intentamos marcar ese camino, creo que el deporte de Móstoles va a crecer y, si puedo aportar mi granito de arena, creo que tengo que hacerlo.